El proceso de diseño abarca desde la conceptualización del producto o servicio hasta fases más avanzadas de los mismos, donde los podemos palpar, sentir, probar... para posteriormente ponerlos en producción.
Partimos de una serie de datos ordenados y unas conclusiones de las fases de investigación, que debemos transformar en conceptos que estén alineados con la estrategia de la empresa y sus objetivos.
Para ello, el proceso se debe plantear de forma incremental a través de interacciones donde vayamos validando las soluciones propuestas desde distintas perspectivas, obteniendo así un enfoque global y eficiente.
Conceptualizamos un diseño para diseñar un concepto.